Cada vez que miras a tu alrededor te preguntas "¿Cómo he llegado hasta aquí?" 

Y por mucho que le das vueltas no ves más que problemas y frustraciones. Es como si todo se desmoronase a tu alrededor

Por un momento, imagina que puedes hacer un truco de magia y aparecer en cualquier otro lugar. El que tú quieras, no importa cómo de lejano o imposible te parezca.

Imagina que dejas todo atrás, por fin llegas a ese sitio con el que sueñas cada mañana al despertarte, tan distinto a donde estás ahora. Pero hay un problema.

No importa el sitio que elijas si tú sigues teniendo ese mismo nudo en la garganta.

¿Sabes por qué?

Porque nos empeñamos en buscar los problemas fuera, en ver todos los fallos, todo aquello que nos gustaría que fuese diferente, todo lo que cambiaríamos si pudiésemos: que si trabajo, que si pareja, que si casa, etc etc.

Pero lo que no hacemos es mirar hacia dentro, hacia nosotros mismos.

Y en realidad, no importa cuántas cosas cambies fuera si tú sigues sin estar bien contigo.

Porque sigues comiéndote la cabeza pensando en qué piensan los demás de ti.

Porque sigues pensando que tú no puedes, que no eres capaz o que no te lo mereces.

Porque sigues limitándote una y otra vez por miedo a fracasar, a que salga mal y ni siquiera lo intentas.

Porque sigues sintiéndote culpable y egoísta cada vez que piensas en ti y en lo que tú quieres.

Y otras tantas cosas que siguen pasando por tu cabeza.

Estarás en otro lugar, quizá con otras personas, pero hay alguien de quien no podrás escapar… de ti.

Esta vez imagina que puedes hacer un truco de magia y ser la persona con más autoestima y confianza del mundo.

Dejarías de consumir todo tu tiempo y energía en agradar a los demás, jugando a ser quien los demás esperan que seas.

Harías lo que te parece bueno y lo que realmente quieres para ti porque sabes que puedes y te lo mereces.

Dejarías de limitarte e intentarías ir a por tus sueños, aprendiendo de cada caída en el camino sin más peros, excusas ni miedos.

Empezarías a vivir tu vida, a ser quien quieres ser y te sentirías en paz contigo y con las personas que te rodean.

Estarás en el mismo lugar, quizá con las mismas personas, pero tú ya no serás la misma, tu perspectiva y tu foco cambian por completo.

No busques fuera.

El paisaje no importa ahora mismo si lo que buscas es escapar de algo que está dentro de ti. Eso es lo que no te deja avanzar.

Si cambias tú, todo lo demás también cambiará. Pero...

¿Cómo empezar ese cambio?

1. Cuestiónate todo, incluso lo que crees que sabes

Muchas veces damos por sentado que todo aquello que creemos, pensamos o incluso sentimos es así sin más, es real.

Y en realidad no importa si es real o no, lo que importa es si esas creencias o pensamientos te ayudan, si son útiles para ti o no.

Si encuentras algo que te está impidiendo avanzar pregúntate cómo podrías cambiarlo para que te beneficie sin que deje de ser real para ti.

2. Analiza tu lenguaje, lo que te dices y lo que no

Las palabras no se las lleva el viento, sino que construyen la realidad que vemos a nuestro alrededor.

Es decir, las palabras tienen un poder inmenso y está en nuestra mano elegirlas con cuidado.

Si te hablas de forma negativa y autocrítica, toma consciencia de cómo cambiar ese diálogo.

Para, piensa y reconstruye esa frase o palabra para hablarte con amor. Hazlo como si estuvieses hablando con tu mejor amigo ¿cómo se lo dirías?

Otro aspecto que no se suele tener muy en cuenta es lo que no nos decimos.

No sólo es importante analizar cuando usamos un lenguaje negativo sino también darte cuenta de cuando no valoras y te felicitas por todo aquello que superas y haces bien.

Mira hacia atrás y toma consciencia de cuánto has mejorado.

3. Elimina la responsabilidad de aquello que no puedes controlar

Acepta que hay cosas que no están en tu mano y, por tanto, no puedes controlar.

A veces tratamos de solucionarlo todo y tratamos de ir más allá. Eso provoca mucha frustración, pues en realidad no depende de nosotros pero, si sale mal, nos sentimos culpables por no haber hecho más.

En lugar de eso, hazte cargo de lo que sí esté en tu mano y puedas y quieras cambiar.

Si fuéramos conscientes de todo el control que tenemos, “sólo” sería cuestión de pasar a la acción y podríamos cambiar de situación.

4. No preguntes por aprobación de los demás, simplemente decide tú

Si siempre necesitas pedir la opinión de otros para todo antes de hacer nada, es como decir que lo que ellos piensan de ti es más importante que la opinión que tú tienes de ti.

Estás regalando todo tu poder a la otra persona.

Así, dejas de ser quien realmente eres porque dependes completamente de que los demás te digan cómo pensar, sentir o actuar.

Decide tú, confía en tus propias decisiones.

Tanto si sale bien como si no, aprenderás una valiosa lección y empezarás a tener más seguridad en ti.

5. Dedícate tiempo

No, no es egoísmo, es amor propio.

Date tiempo para examinar lo que piensas, sientes, dices y haces. El camino del autoconocimiento es enriquecedor y requiere de una gran toma de consciencia.

Para ayudar a los demás es importante que tú seas tu mejor versión.

No te obsesiones tanto con “dónde” estás y pon el foco en el “cómo” estás.

Sólo tú puedes controlar y gestionar lo que ocurre dentro de ti.

Empieza por ahí y el resto ya vendrá.

Otros pensamientos que te podrían interesar

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.