¿Qué pasaría si estuvieses jugando a la vida con las reglas equivocadas y no lo supieras? 

Sería como intentar ganar al Monopoly con las reglas del parchís. 

Si nadie te dice que así no vas a conseguir nada... puede ser muy frustrante. 

Ahora bien, el primer obstáculo a superar es ¿cómo sé si eso me está pasando a mí?

La pregunta es muy compleja y no tiene una respuesta corta.

Aquí vamos a intentar explicarte por qué, a qué nos referimos exactamente y cómo empezar a buscar tu propia respuesta.

Aprendiendo las reglas del juego

Cuando somos pequeños hay muchas cosas que no sabemos, prácticamente no sabemos casi nada.

Pero poco a poco vamos asimilando información y experimentando nuevas situaciones.

Mucho de lo que aprendemos no lo sabemos de primera mano, sino que nos lo cuentan.

Algunas cosas las aceptamos sin más, otras nos las cuestionamos y puede que las demos por válidas para nosotros o no.

Y más difícil que aprender algo nuevo, es entender que algo que ya dábamos por sabido, en realidad no es del todo así, y tenemos que cambiar nuestro punto de vista.

Al final, de una manera o de otra, nos hacemos una opinión sobre cada asunto y definimos quiénes somos muy poco a poco.

Vamos puliendo cada opinión del mundo exterior según conocemos más personas y tenemos más opiniones, además de tener más experiencias.

Pero... ¿qué piensas de ti?

Porque todos estamos dispuestos a hablar y cuestionar cualquier tema, menos a nosotros mismos.

¿Te fijas en ti tanto como en los demás?

Cuando alguien critica algo de nosotros, nos ponemos a la defensiva, lo rechazamos porque es un ataque a nuestra persona. Fíjate solo las connotaciones que tiene la palabra criticar.

Y nos preguntamos ¿por qué ocurre esto? ¿por qué nos han enseñado a esquivar cualquier comentario sobre nosotros?

Aceptamos que podemos estar equivocados en cualquier tema menos en nuestra forma de ser, parece que no tenemos posibilidad de mejora.

O peor aún, el famoso "es que yo soy así".

Aquí ya no hablas tú, habla tu ego, que no aceptará jamás que algo en ti no sea lo adecuado, que algo que tú haces no esté bien o que te hayas equivocado y que la culpa sea sólo tuya.

Es también esa necesidad de demostrar lo que vales, esa búsqueda incansable de la aprobación de otras personas. Primero de nuestros padres, después de amigos, profesores, jefes, parejas, personas a las que admiramos o respetamos...

Y volvemos al tablero del Monopoly.

¿Cómo puedes saber si estás jugando al juego de la vida con las reglas y los elementos adecuados?

¿O, en cambio, estás sujetando tus fichas del parchís?

Pues siguiendo la metáfora, es bien simple: mírate la mano.

Deja de mirar el tablero, de mirar lo que quieres conseguir y lo que crees que has conseguido en tu última tirada de dados.

Mírate a ti mismo.

Y hazte preguntas

Te podrías hacer muchas preguntas, como ¿quién crees que eres? ¿por qué actúas así?

Pero por ahora vamos a ir un poco más al grano.

De tu entorno más cercano en tu vida ¿qué situaciones te frustran más y de manera repetida? ¿qué ocurre que te saca de tus casillas?

¿Qué problemas "crónicos" se repiten en tu día a día que te incomodan? ¿qué relaciones (con otras personas o contigo mismo) no van como a ti te gustaría o te gustaría mejorar?

En resumen, todas estas preguntas serían:

¿Qué cambiarías de tu entorno que parece que no hay manera de cambiar?

¿Lo tienes ya?

Bien, pues ahora olvida tu ego y deja de mirar el tablero de Monopoly y mírate a ti, lo que está en tu mano.

¿Qué debes cambiar en ti? ¿estás haciendo todo lo posible?

Si has pensado cosas como "por mi parte sí" o "es que el otro..." quiere decir que has vuelto a mirar el tablero, estás buscando de quién es la culpa y has juzgado quién debe cambiar para que se solucione.

Olvídate de la culpa, no te va a servir para nada, nunca lo ha hecho.

¿Qué puedes hacer tú, contigo, para cambiar esa situación que te molesta a ti?

Puede ser que estés haciendo algo mal.

Puede ser que lo estés haciendo bien pero no de la manera correcta y por tanto es inútil.

También puede ser que te sinceres contigo y te des cuenta de que con esas fichitas del parchís que llevas sujetando en tu mano desde que tienes memoria... no vas a conseguir nada.

Cámbialo si es así.

En cualquier caso, no es fácil.

Si estas preguntas te han llevado a otras preguntas que no sabes contestar, escríbenos y te ayudamos personalmente sin problema.

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