Y cuando hablamos de resultados, nos referimos a que dejes de sentir que tu vida es como el día de la marmota.

Toooodos los días lo mismo sin lograr salir de ahí.

Que consigues por fin ese cambio de trabajo, empezar un proyecto nuevo, atreverte a decirle la verdad a tu pareja, a tus amigos o familia, o incluso empezar una vida nueva en otro sitio.

En cualquier caso, de poco importa lo mucho que te esfuerces si hay “algo” que te bloquea y no entiendes qué es.

Como si te chocaras contra un muro invisible que no sabes cómo esquivar.

Y entonces hacer cualquier cambio, por pequeño que sea, te supone un esfuerzo titánico.

Cuando no tendría por qué ser así.

“Vale, entonces… ¿por qué me cuesta horrores avanzar?”

Si estás leyendo esto, es probable que ya te hayas machacado intentando tener más confianza en ti y en lo que quieres hacer.

O que te hayas repetido mil veces que todo es cuestión de ser más constante y de encontrar la motivación.

Que, a ver, no te vamos a decir que eso no sea importante, pero sí que no es lo que te está bloqueando ni mucho menos, es sólo una consecuencia.

El caso es que estás intentando hacer ese cambio como si quisieras mover un árbol: venga a echarle esfuerzo y constancia sin ver muchos resultados.

Como sólo estás viendo el tronco del árbol, es lo que intentas mover y pones ahí todo tu empeño.

Y claro, te está costando lo más grande porque te estás olvidando de algo fundamental: las raíces.

Por eso, es mucho mejor y más fácil empezar por el principio.

Ir precisamente a la raíz y entender qué está provocando ese bloqueo.

Hasta que no seas consciente de qué inmoviliza al árbol, no podrás moverlo. Nada va a cambiar.

A lo mejor hasta ahora te ha funcionado tratar de mover el árbol esforzándote más de lo normal, pero es probable que hayas llegado a un punto en el que las raíces son demasiado fuertes y…

Ahora bien ¿cuáles son esas raíces?

Ahora te lo contamos, pero antes déjanos contarte una historia.

Nuestra tarde en la comisaría de policía descubriendo “herramientas”

Hace unos años, Ro y yo hicimos un escape room.

Esto de que te meten en una habitación y tienes una hora para resolver algunos acertijos o encontrar llaves para poder salir.

La historia era que estábamos encerrados en una comisaría de policía.

Habíamos sido acusados injustamente de un crimen y en la habitación había pistas para demostrar nuestra inocencia.

Antes de entrar, nos pusieron unas esposas a cada uno y empezó el juego.

A los 5 minutos, encontré una gorra de policía y me la puse para hacer la gracia.

Rebuscamos por todas partes intentando avanzar como podíamos con las manos esposadas.

Nos costó mucho resolver el escape room, exactamente 52 minutos.

Todo podría haber sido mucho más fácil si hubiéramos sabido que en la gorra que habíamos tenido desde el principio estaba la llave de nuestras esposas.

¡Habríamos avanzado mucho más rápido!

Suerte que al menos lo descubrimos después de un rato, porque había cosas que no podríamos haber resuelto con las esposas puestas.

¿Cuáles son esas raíces?

Igual que un árbol tiene una parte que se ve, debajo también tiene todo un sistema de raíces que queda escondido bajo tierra.

Las raíces son varias, unas más profundas que otras formando capas, pero todas están conectadas entre sí.

Y aunque no se vean, el árbol depende directamente de esas raíces.

Pues las personas somos precisamente como un árbol: tenemos una parte que se ve y otra que no es tan visible.

Lo que se ve de nosotros, depende de lo que hay en el fondo.

Esas raíces pueden verse de dos maneras: como lo que te inmoviliza o lo que te permite crecer y avanzar hacia lo que quieres.

Según profundizamos en ellas, con curiosidad, podremos entender cómo se relacionan entre sí y el efecto que tienen en ti.

Las capas de tus raíces son estas:

Capacidades

Es la primera capa que encontrarás al empezar a preguntarte qué te bloquea.

Aquí entran todos los recursos, habilidades y herramientas con los que cuentas para enfrentarte a una situación.

Podrían ser, por ejemplo, tus habilidades físicas, todo aquello que se te da bien, las personas con las que cuentas y te pueden ayudar o incluso cualquier herramienta como un ordenador.

Sumándolo todo, tienes todas las posibilidades que se te ocurren para solucionar tu problema.

Y así, según las capacidades que veas en ti, decides si puedes hacer algo o no.

Por eso tus capacidades pueden bloquear o limitar tus acciones.

Si el cambio que quieres supone hacer algo que se sale de tus capacidades e insistes en seguir por ese camino, tu mente no va a parar de decir que por ahí no, que no vas a poder, así que ¿para qué esforzarse?

Pero si cuentas con las herramientas para dar un paso atrás y descubrir otras capacidades de las que ahora no eres consciente, podrás desbloquear nuevas posibilidades y hacer el cambio que quieres.

Cuantos más recursos y habilidades tienes, más fuerte te sientes, porque sabes que eres capaz de hacer frente a lo que venga y te sientes con opciones para elegir.

Y aquí hay un detalle muy curioso: puede que ya tengas la capacidad que necesitas, pero aun así no puedas utilizarla, no veas esa opción.

Te preguntarás cómo es eso posible.

Sencillo: es probable que en realidad seas capaz de mucho más de lo que crees, pero si no lo puedes ver, no importa.

Muchas personas están a una conversación con su jefe, su pareja o incluso consigo mismas de cambiar su vida, pueden hacerlo cuando quieran, tienen las habilidades o recursos necesarios, pero no se ven capaces.

Hay “algo” más profundo que no les deja usar esa capacidad.

En ese caso, es necesario seguir profundizando.

Creencias

Desde que nacemos, vamos aprendiendo sobre nosotros y el mundo que nos rodea a través de lo que nos dicen o por nuestra propia experiencia.

Pues bien, todo eso que aprendes, tu mente lo guarda como una creencia.

Y esas creencias son las ideas o pensamientos en los que te basas para tomar tus decisiones cada día.

Vamos, que lo que haces depende de lo que piensas o crees.

Visto en un ejemplo, si crees que no eres capaz de salir de tu bloqueo porque te has convencido de que todo te sale mal y vas a salir perdiendo si lo intentas, no importa que cuentes con los recursos o habilidades para hacerlo.

No lo harás porque tienes esa idea que te frena.

Así las raíces van “tirando” unas de otras: para hacer lo que quieres, dependes de tus capacidades y éstas dependen de tus creencias.

Ahora bien, las creencias pueden bloquearte hasta tal punto de dejarte sin opciones, pero también te pueden potenciar y ayudarte a avanzar si tienes las herramientas para gestionarlas.

Cuando tienes unas creencias que te potencian, tienes más motivación y confianza en lo que haces porque te sientes capaz de conseguir lo que quieres sin que nada te detenga.

Eso sí, entrar en las creencias es todo un mundo y, a veces, cuando te encuentras ante un conflicto no es sencillo tomar una decisión para posicionarte entre lo que quieres hacer y lo que te frena en tu mente.

Para saber cómo puedes decidir ante un conflicto interno o en qué basarte para tomar una decisión, debes seguir profundizando.

Valores

En esta capa más profunda, llegamos a aquello que es más importante para ti, a tus prioridades.

Porque tus valores guían lo que haces y definen hacia dónde quieres dirigirte o de qué quieres alejarte.

Son el motivo por el que, ante un mismo problema, dos personas con las mismas capacidades y creencias pueden tomar decisiones diferentes: cada persona pone por delante lo que es más valioso para sí misma.

Son tu criterio.

Ahora, acuérdate de la capa anterior, las creencias, y el conflicto al que te pueden llevar.

Si no tienes claro cuáles son tus valores, no sabrás cómo decidir y no pasarás a la acción, porque no sabrás ni por dónde empezar.

Pero si tienes las herramientas para conocerlos, pueden ser tu mejor guía. 

Cuando tienes claros tus valores, no importa cómo de complicada sea la situación que al menos entenderás cuál es tu motivación y tendrás la claridad que te da saber para qué haces lo que haces.

Conocer tus prioridades te permite saber también por dónde empezar y ordenar tus ideas.

Ahora bien, definir tus valores puede ser bastante confuso si no tienes en cuenta una capa más profunda.

Y hay un motivo por el que, incluso, a veces te pueda parecer que no siempre son los mismos y por eso no tienes manera de decidirte.

Ese conflicto se resuelve en la siguiente capa.

Identidad

Una vez hemos profundizado en las raíces, llegamos a la semilla, que no es otra cosa que tú.

O, al menos, la idea que tienes acerca de ti, de quién eres y cómo te defines.

Aquí entra en juego el rol que desempeñas y qué lleva asociado o no. Es decir, cómo te ves tú y qué piensas acerca de ti.

Lo más interesante del asunto es que es habitual tener más de una identidad, una por cada contexto en el que nos movemos.

Piensa por ejemplo si te comportas y piensas de la misma manera cuando estás con tus padres, con tus amigos, tu pareja, en el trabajo o a solas.

Es probable que seas más consciente de tus distintas identidades si en algún momento han entrado en conflicto con tus valores.

Esto ocurre cuando, por ejemplo, tus prioridades cambian y una de tus identidades ya no es coherente con quien quieres ser ahora.

Por eso muchas veces nos pasa que ya no nos sentimos cómodos en situaciones o junto a personas “de toda la vida”.

Y lo peor es no saber a qué se debe, cuando todo es igual que antes.

El misterio es que quien ha cambiado eres tú, tus valores ahora son otros, pero no te has alejado de esa identidad con la que ya no encajas.

No conocer tus identidades hace que se desestabilicen el resto de capas, empezando por los valores.

Y es que si no tienes claro quién quieres ser…

¿cómo vas a saber cuáles son tus valores?

En cambio, saber quién eres o quién quieres llegar a ser (con unas identidades coherentes entre sí) te da un camino a seguir.

Además, es la base sobre la que construir el resto de capas: unos valores sólidos que te permitan guiarte y cambiar tus creencias, para sentirte capaz de hacer el cambio que quieres y es tan importante para ti.

Emociones

Las emociones son una capa distinta.

Aunque no es lo más profundo, tus emociones forman una parte muy importante de tus raíces, ya que se entrelazan directamente con todas las capas que hemos mencionado.

De hecho, podríamos decir que son el agua, porque afecta directamente a todas las raíces.

Tu estado de ánimo puede cambiar por completo tu criterio y llevarte a tomar decisiones que no son coherentes contigo, con tus valores o quien sientes que eres.

No saber gestionar tus emociones y no entender cómo o para qué aparecen, puede paralizarte por completo.

Y cuando sientes que algo no va bien y te dejas llevar por el miedo, el enfado o la tristeza, es difícil encontrar un camino para lo que quieres.

Por eso decimos que tus emociones son como el agua: es importante no bloquearla porque es necesaria e importante, pero sin dejar que lo inunde todo sin control.

Pero cuando las entiendes y las gestionan, tus emociones fluyen y todas las capas se benefician de ello.

Y es que nuestras emociones pueden ser a la vez el mayor bloqueo de todos o nuestra herramienta más poderosa.

Te hemos contado las capas que hay dentro de ti y que hacen que tus resultados no dependan sólo de tus acciones, sino más bien de la suma de cada capa hasta llegar a la superficie:

Por eso, una vez aprendes sobre ti y las herramientas para gestionar tu situación, nada te impide pasar a la acción y conseguir el cambio que quieres.

Todo se vuelve más sencillo y cada paso que das deja de sentirse como un sacrificio constante.

Además, cada nuevo obstáculo que te encuentres, por muy grande que sea, se vuelve más manejable si entiendes a qué capa de tus raíces está afectando.

Fue un gran dilema que logré solucionar al descubrir y profundizar en todas las raíces y ser consciente de la importancia de que haya una coherencia entre ellas para poder avanzar.

Podrás imaginarte qué opción elegí, ya que fue entonces cuando creamos Párate a Vivir.

Nos formamos en Coaching, Inteligencia Emocional y Programación Neurolingüística para ayudar a personas que quieren un cambio en su vida a conseguir las herramientas con las que deshacerse de sus bloqueos mentales.

Y precisamente por eso creamos Ágora.

Un taller grupal donde conseguir esas herramientas que te ayuden a encontrar la coherencia entre todas las capas de tus raíces.

Sin contradicciones, sino entendiendo el para qué, la lógica que hay de fondo en todo lo que te ocurre para que puedas cambiarlo.

Esto lo puedes lograr de muchas maneras, el mundo del desarrollo personal es muy grande y estamos seguros de que puedes encontrar otros cursos para trabajar tus valores por un lado, para cambiar tus creencias por el otro o para entender y gestionar tus emociones…

En Ágora tendrás el “pack completo” para que así seas una persona que acepta y abraza quién es, sabe gestionar sus emociones, sigue sus valores y tiene unas creencias que potencian sus acciones.

Además, tendrás la motivación que da trabajar en un grupo pequeño, donde puedes participar de forma activa en los encuentros en directo y te llevarás herramientas prácticas, adaptadas a tu situación personal.

Nada de cursos pregrabados, desactualizados y tipo clase con la misma teoría para todo el mundo donde te sientas, escuchas y te apañas con la teoría como puedas.

Ágora es una experiencia en compañía de personas en tu misma situación, por lo que te van a entender y apoyar para que avances de forma fácil y con más confianza.

Pero a la vez también es una experiencia individual en la que cada persona aprende sobre sí misma y hace su propio camino a su ritmo.

Si aun así sientes que no quieres seguir el camino con nosotros, esperamos que conocer todo lo que hay dentro de ti y cómo afecta a tus acciones, te ayude a empezar a cambiar tu situación.

Si Ágora te interesa, sigue leyendo y te contamos un poco más.

Pero sólo ofrecemos nuestros cursos y sesiones a los suscriptores.

Dentro de la newsletter, podrás acceder a Ágora.

“Entiendo la idea, pero ¿cómo funcionan los encuentros en Ágora?”

Ágora es un espacio de crecimiento personal para avanzar en compañía de un pequeño grupo.

Los encuentros son en vivo y en directo para que puedas vivirlos con la motivación y la energía del grupo.

Un grupo con personas en tu misma situación, que te entiende y te apoya para levantarte de cualquier tropiezo y que así consigas avanzar con más confianza y seguridad.

Además, puedes participar de forma activa y preguntar tus dudas, así como interactuar con nosotros y con tus compañeros de manera que se forme una pequeña familia.

En palabras de Laura: "Compartir mis sentimientos y pensamientos con mis compañeros me ayudó a salir adelante. Ágora es espíritu de equipo, avanzamos todos juntos“.

Al hacer los encuentros en directo, actualizamos el contenido en cada edición y nos adaptamos a vuestra propia situación, con ejemplos claros y herramientas prácticas para que puedas aplicar toda la teoría a la práctica.

Si ya has estado en algún taller en directo con nosotros, la mecánica no se diferencia mucho de Ágora, salvo que es en grupos pequeños (máximo 7 personas), más personalizado y con más interacción entre todos nosotros.

En pocas palabras, la metodología que seguimos es así:

En cada encuentro damos teoría, vemos cómo ponerla en práctica con herramientas, pasos a seguir o ejemplos y debatimos en grupo el tema de esa semana para profundizar, ver cómo aplicarlo en un caso particular o resolver cualquier duda.

Vamos haciendo preguntas para que participes de forma activa y que así cada encuentro se enriquezca con vuestras experiencias y aportaciones.

De este modo, vamos construyendo juntos y poniendo el foco en lo verdaderamente importante: que consigas crecer y avanzar.

En cada encuentro seguimos 5 pasos

Josep lo resume muy bien aquí:

Cómo se va avanzando semana a semana y qué vamos a trabajar durante este tiempo

En estos 10 encuentros, vamos a ir profundizando en las raíces de tu árbol para entender mejor el funcionamiento de tu mente y cómo afecta a tus acciones.

Hablamos por tanto de valores, creencias, identidad, emociones y otros aspectos importantes que se relacionan con la mentalidad, como la responsabilidad o los miedos.

La idea es que te lleves las herramientas necesarias para gestionar cada capa y que así todo lo que hagas vaya en coherencia y no te bloquees.

Por ponerte un ejemplo, Gladys nos contó que “Cada encuentro te aporta algo nuevo, te hace encajar las piezas y te sirve para tomar conciencia de dónde estás y de cómo te ves”

Si tienes dudas entre un encuentro y otro, seguimos ahí contigo

Es probable que, al aplicar los planes de acción cada semana, te surjan algunas dudas.

¡De eso se trata!

Cuando empezamos a cambiar algunas cosas es el momento en el que la teoría nos puede dejar un poco descolocados.

Por eso, en Ágora contamos con un grupo de WhatsApp en el que estaremos nosotros y todos los compañeros de tu misma edición.

Ahí puedes preguntar cualquier duda o simplemente compartir tus avances y logros. Para que te sientas en compañía en todo momento.

Pero hay un detalle muy importante: Ágora no es un taller que vaya a transformar tu vida

No te vamos a engañar, si buscas un milagro pidiéndole deseos al universo y esperando a que se cumpla, Ágora no es el lugar.

Quien va a transformar tu vida, eres tú.

Nosotros estaremos ahí acompañándote y apoyándote en todo momento, al igual que las personas del grupo, pero no podemos hacerlo por ti.

Esto va de ti, de comprometerte contigo y pasar a la acción.

Y con las nuevas herramientas que vayas aprendiendo en Ágora, te lo ponemos fácil para que avances a tu propio ritmo.

El objetivo es que consigas ese cambio que quieres dar en tu vida dejando de luchar contra ti. Que lo hagas desde la coherencia y la tranquilidad que da saber que todo va en una misma dirección.

Así lo hizo Gat:

Preguntas frecuentes

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