El 2 de enero de 2020 comenzó nuestra locaventura, nuestro viaje deseado y soñado por tanto tiempo, nuestra VUELTA AL MUNDO. Las primeras sensaciones son muy especiales y os las contamos todas aquí.
Allí estábamos 24h después, sentados en la sala común de un hostal en Bangkok ¡menuda locura! Aún casi ni nos lo creíamos.
La despedida en el aeropuerto no fue nada fácil: muchas emociones, dejar a tu familia y saber que vas a estar tanto tiempo fuera... Se te encoge el corazón sabiendo que estás haciendo algo que deseas tanto pero a la vez te hace dejar tantas otras cosas. Pero bueno, como tantas veces habrás escuchado “el que algo quiere, algo le cuesta”.
De repente tuvimos una especie de sensación de vértigo en el instante que pensamos que ya nos íbamos, que era el momento y te empiezan a asaltar todo tipo de dudas: ¿qué estamos haciendo? ¿esto está pasando de verdad? Después de tanto tiempo planeando, tantas horas y esfuerzo dedicado... parecía un sueño.
Nos planteamos si deberíamos hacerlo, si queríamos dar marcha atrás, si era muy pronto y queríamos hacer más cosas en la web antes de empezar el viaje o si simplemente nos olvidábamos de algo importante. ¡Todo un mar de dudas! Nos tiembla el cuerpo sólo de recordarlo. Pero bueno, ese día decidimos darle una patada a todos nuestros miedos, cogernos de la mano y mirar hacia delante. Al fin y al cabo, los miedos siempre están ahí, viven con nosotros como fantasmas y muchas veces nos atemorizan incluso sin darnos cuenta. Por eso tenemos que ser capaces de pararnos, mirarles a la cara, decirles que aquí estamos y que no nos vamos a amedrentar.
Una anécdota interesante fue la escala que hicimos en Nueva Delhi. Cuando bajamos del avión, tuvimos que pasar un llamativo control de seguridad en el que separaban a los hombres de las mujeres. Estas últimas tenían que pasar por una casetilla cerrada con una cortina para ser inspeccionadas (no os asustéis, sólo te pasan el típico detector de metales por todo el cuerpo y quizá te hacen alguna pregunta que otra). También curioso, acostumbrados a los viajes europeos, fue lo desorganizado y espontáneo que resultaba ese control allí, con una cola lentísima y muy poca gente atendiendo. Pero bueno, como ya hemos dicho en otras ocasiones, viajar también es aprender y adaptarse, por lo que con mucha paciencia, nos dejamos llevar por la situación.
Llegar a Tailandia después de 24h y sumarle el cambio horario fue un poco desconcertante para nuestro cuerpo, pero por fin estábamos allí.
Podemos decir que Bangkok huele diferente, ni mal, ni bien, pero tiene un olor particular: una mezcla de especias, algo dulzón, humedad y sol... Pese a ser una ciudad que no supone un shock cultural fuerte, nos sentimos un poco extraños rodeados de personas que apenas hablan inglés (mucho menos español), con un calor y una humedad muy intensos, incluso en invierno, y con un funcionamiento del que todavía no éramos conscientes.
La ventaja de viajar es que abres la mente, te adaptas una vez más para poder fluir con el nuevo ritmo de vida. En este punto, con nuestro objetivo en mente: llegar al hostal. Fuimos buscando, encontramos otra gente en la misma situación y fuimos resolviendo la ecuación. Es cierto que tuvimos un momento de "vale, ya estamos aquí, ahora qué hacemos". No tienes internet en el móvil y, como hemos dicho, no todo el mundo habla inglés. Teníamos que llegar al centro y ya no había más autobuses (pese a no ser demasiado tarde). Durante unos minutos te sientes abandonado en un sitio extraño con personas totalmente ajenas a ti y no te queda otra que ponerte a buscar soluciones donde parece que no las hay.
Tuvimos que coger un tren que nos hizo sentir extraños, pues pese a estar en la otra punta del mundo, nos recordó mucho a coger el metro en Londres. Y al igual que allí, todos ensimismados mirando el móvil. Eso te enseña que no somos tan diferentes.
Una vez en este punto, no sabíamos si estábamos cerca o no de nuestro destino (ahora sabemos que eran 5km) y los famosos tuk tuk no dejaban de acosarnos. Claro, te ves en el dilema de creer lo que dicen o no (que ya no hay más autobuses), porque tú quieres confiar en la gente, pero a la misma vez ellos quieren ganar dinero y no sabes si están siendo honestos.
Después de pensarlo un par de veces y negociar un buen precio, decidimos confiar en uno de ellos y allí fuimos a la aventura. Fue emocionante a la vez que un poco preocupante, puesto que teníamos la inseguridad de llevar todas nuestras pertenencias encima y ser unos recién llegados. Pero a pesar del caos de coches y motos, fue una experiencia interesante y divertida ¡y llegamos a nuestro destino!
Allí estábamos nosotros, mochila a la espalda en medio de una de las calles más famosas de Bangkok, Khao San Road, rodeados de puestos de todo tipo: comida, bebida, ropa, sitios de fiesta, shows varios...
Es difícil pensar cuando llevas mucho cansancio en el cuerpo y tantas emociones juntas, es como si todo se sucediese a cámara rápida a tu alrededor y tú estuvieses ahí en medio, tratando de averiguar qué está pasando, pero Khao San nos hizo tener sentimientos contradictorios: por un lado, era lo que nos esperábamos (un sitio caótico, con puestos de comida callejera y todo sucediendo muy rápido) pero por otro, lo encontramos como cualquier otra calle de Europa (lleno de carteles de publicidad, con un McDonald's y un Burger King, puestos de ropa muy ordenados....). Nos sentimos a la par en un sitio nuevo pero también en uno conocido, todo a la vez. Es curioso que sea un sitio típico de Bangkok pero no diríamos que de los mejores para conocerlo...
Nuestra aventura ha empezado aquí. No sabemos si saldrá todo bien, pero lo que sí sabemos es que estará llena de historias que contar. Aún con el cansancio, ya teníamos ganas de empezar el día siguiente y vivir nuevas aventuras.
Hoy (cuando escribimos esto) es lunes, pero no nos ha dado por pensar “uff otra vez a levantarse pronto e ir a trabajar” y de hecho, hemos usado este día para trabajar en la web y descansar un poco los pies, todo sea dicho. Hoy es un lunes diferente, un lunes en el que no nos ha importado levantarnos temprano porque sabemos que todo lo que nos espera va a ser algo nuevo y emocionante.
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En vuestro comentario se deduce el espíritu aventurero ávido de conocer otras formas de vida, nuevos lugares otras gentes otro ritmo de vida pero muy felices de estar dentro de esa aventura, los felicito porque sólo dos almas gemelas, que nacieron el uno para el otro se merecen compartir el amor, el coraje y solo les deseo que vuestros sueños se vean colmados de alegrías y felicidad, fuerza chicos ADELANTE que el camino recién empieza, los quiero de todas las formas un beso grande