Tercera parte y final de la historia, tras Hay cosas que no entiendes aunque te pasen. 


Alguien murió y el trasplante fue un éxito. 

No sólo fue bien. Todo ocurrió de la mejor manera posible y no hubo ninguna de las complicaciones que eran de esperar.

Mi padre sigue viviendo contra todo pronóstico 2 meses después y casi me atrevo a decir que esta aventura ya ha terminado.

Lo ha superado.

Su recuperación ha sido casi milagrosa, según nos han dicho los médicos y para sorpresa de todo el mundo.

Menos para una persona: mi padre.

Le habían advertido que el postoperatorio podía ser complejo y se preparó para ello.

Cuántas veces repitió "No es lo que he pasado, es lo que me queda".

Al final no fue "para tanto".

Han sido muchas noches de hospital, tuvo dolores y sí, se esforzó mucho para recuperarse.

Pero en todo ese tiempo, su mayor preocupación era lo molesto que era no poder estar en su casa...

Sufrir los efectos secundarios temporales del trasplante...

Tener cada pocos minutos un enfermero encima enchufándote un medicamento...

O que la comida que te sirven es... es comida de hospital.

Y por esas cosas, vivía cada día de hospital como un auténtico suplicio.

Y él sabía perfectamente, como todos los demás, que su vida había colgado de un hilo muy fino.

El cirujano nos lo confesó: si no le llegan a operar, apenas le quedaban 20 días de vida.

No había plan B.

Pasados los primeros días de hospital, esto ya era cosa del pasado para él.

Se centraba en que le temblaban las manos, que no tenía fuerzas para nada y que apenas podía comer.

Porque es desagradable y supone un gran esfuerzo diario salir adelante, pero...

En comparación con seguir vivo ¿es suficiente para estar triste o desanimado?

Eso lo decides tú

No es algo objetivo, cada persona decide cómo le afecta.

Ése es el poder que tienes sobre tu vida, más allá del que puedan tener las manos milagrosas de los cirujanos.

Esto mismo se lo dijimos a mi padre en momentos de debilidad.

Le recordamos lo valioso que es el simple hecho de seguir aquí con nosotros.

Y nos dijo "ya, pero estoy jodido y siempre cansado ¿qué quieres, que sonría?".

No se lo dije porque no estaba de buen humor, pero en mi cabeza pensé...

"Pues... sí, la verdad, de oreja a oreja".

El problema no es decidir que lo estás pasando muy mal, sino creer que es tu única opción.

Que no puedes hacer nada.

Que tu estado de ánimo depende de lo que te ocurre y tú solo eres un pasajero en tu propia vida.

Es normal quejarse de que el coche en el que vas se ha salido de la carretera, si crees que no tiene volante.

Pero nosotros creemos que siempre hay otras opciones, que puedes elegir.

Si no lo ves así, detente un momento, párate a pensar y da un paso atrás para ver la situación desde una perspectiva más amplia.

En este caso de mi padre, sería considerar por ejemplo que todo lo que está sufriendo se queda en nada si eres más consciente de su "plan B".

Entonces cada dolor y cada esfuerzo es un regalo.

Y sí, se puede recibir con una sonrisa.

Pero sólo si tú lo decides así.

Yo, en mi caso, le acompaño en el hospital un día sí y un día no, noche incluida.

Es un esfuerzo también y a él le sabe mal que lo esté haciendo.

Yo estoy encantado porque no me olvido ni un segundo de la situación en la que estábamos hace un mes.

Aún no ha acabado y queda un largo camino por delante, escribo de madrugada desde el hospital, pero lo peor ya ha pasado.

Qué bien suena eso de "largo camino por delante", según se mire.

Todo es cuestión de perspectiva, de saber que podemos elegir y, finalmente, hacerlo.

Él sabe que ha pasado por una experiencia al borde de la muerte y sigue vivo, también que no está bien del todo, por ahora.

Ambas cosas son verdad pero piensa por un momento:

¿Cómo te afecta esta situación según dónde pongas el foco?

Porque no es lo mismo...

  • "Ya he pasado el trasplante, pero estoy hecho mierda y aún me queda bastante para recuperarme"
  • "Estoy hecho mierda y aún me queda para recuperarme, pero es un regalo el tiempo de vida que he ganado. Al lado de eso, estas molestias son hasta un placer y doy gracias por poder sufrirlas"   (sonrisa honesta y genuina aquí)

Piensa si estás decidiendo de manera activa cómo te afecta lo que te ocurre en la vida o...

O si permites que lo que te te ocurre tome el control de tu vida, sin más.

Lo que sucede es un hecho, es objetivo, pero cómo te afecta es una decisión.

Tú decisión.

Y la estás tomando, aunque no lo sepas.

Piensa en positivo

"Pensar positivo" no es engañarte.

No se trata de poner buena cara al mal tiempo, de tapar todo lo malo con purpurina y disimular como si no fuera tan malo, de sonreír cuando no quieres.

No es resignarse con lo que te toca vivir, eso sólo lleva a la queja continua.

Es decidir ver lo bueno también y darle su valor, no sólo poner el foco en lo malo como si la vida fuera una carrera de obstáculos.

Está muy bien adelantarse a los acontecimientos, pensar en lo que puede pasar que nos gustaría evitar y tenerlo en mente.

El problema es cuando se convierte en tu forma de pensar y, aunque sigas siendo consciente de todo lo positivo que también está ocurriendo a tu alrededor, prefieras poner el foco en los problemas presentes o futuros.

Si no paras de pensar en todo lo que te queda por hacer, no tienes tiempo para disfrutar todo lo que ya has hecho.

Piensa si no cuando tienes alguna molestia que no te puedes quitar de la cabeza: un herpes labial, una herida en ese sitio "donde van todos los golpes", una rozadura en el pie, la nariz taponada por un resfriado...

En ese momento, tienes ese problema en tu mente todo el rato y tratas de solucionarlo.

Pero cuando ya no tienes ese problema ¿lo disfrutas y valoras? ¿o pasas al siguiente problema por solucionar?

Eso significa pensar en positivo para nosotros: ver con perspectiva tu situación, aceptarla como es, valorar lo bueno y lo malo y elegir cómo te afecta todo lo que te ocurre.

Y sí, también puede ser ponerle buena cara al mal tiempo, pero siendo conscientes de todo lo anterior.

"Pensar en positivo" te permite vivir cualquier experiencia con la mente puesta en avanzar, encontrar soluciones y sonreír de corazón aunque las cosas no vayan como tú quieres.

Es pararte un segundo y darte cuenta de todo lo que ha ocurrido y las personas que han estado ahí contigo, y darles las gracias por aguantarte cuando no te aguantas ni tú.

¿Qué opción te parece mejor para ti?

Porque la elección es tuya.



PD1: Gracias a todos los que nos habéis apoyado y seguís haciéndolo durante esta aventura.

PD2: Gracias papá por ser tan fuerte, tanto para haber sido capaz de tomar el camino más largo y tortuoso (en mi opinión) y, aun así, salir adelante.

PD3: Si sigues pensando que hay momentos de tu vida donde no puedes controlar cómo te afecta lo que te ocurre, te recomendamos que leas El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl.

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